A veces, uno de los motivos por los que nos sentimos mal es por cómo gestionamos la frustración. Sin darnos cuenta, en nuestro día a día entramos en piloto automático y no nos detenemos a observar cómo nos sentimos. Bueno, sí, normalmente tenemos tendencia a poner el foco en lo que nos ha hecho sentir mal y dejamos de observar aquello que nos ha "salido bien".
Un truco para sentirnos mejor y lograr vaciar el saco (o evitar que se llene más) es 𝗮𝗽𝗿𝗲𝗻𝗱𝗲𝗿 𝗮 𝗼𝗯𝘀𝗲𝗿𝘃𝗮𝗿 𝗹𝗮𝘀 𝘀𝗶𝘁𝘂𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗱í𝗮 𝗮 𝗱í𝗮 conectando con lo que pensamos, sentimos y hacemos.